Formacion, empleo: Egipto, Internet, blogging y Revolucion 2.0 |
| Estamos asistiendo a momentos históricos, comparables a la caída del muro de Berlin o la disolución de la Unión Sovietica.
Los pueblos de varios países, utilizando el inmenso poder de Internet han conseguido derrocar al gobierno que les oprimía.
Febrero 2011
En un artículo anterior hemos comentado como los tunecinos se apoyaron en la Red para hacer huir de su país al dictador Ben Alí en unos pocos días, ahora le ha tocado el turno a Mubarak en Egipto y se han iniciado procesos paralelos en Yemen, Argelia y Arabia Saudí.
Lo más sorprendente es que los movimientos populares han cogido desprevenidos tanto a los gobiernos como a la oposición de esos países, por una razón principal: el pueblo no estaba organizado por uno o varios partidos o movimientos ideológicos, se aglutinó de forma libre en Internet.
Las personas, que primero debatían en la red y luego protestaban en la calle, eran de todas las extracciones, pobres, de clase media, hombres, mujeres, niños, de izquierdas y derechas, cristianos y musulmanes.
Egipto, un país con una policía fuerte y dura y uno de los mejores servicios de información del mundo, no pudo controlar la revuelta porque esta no tenia cabecillas y no tenia una ideología determinada, solo tenia un objetivo: derribar el poder opresor.
Los líderes de la revolución estaban en Internet, el más visible, Wael Ghonim es un ejecutivo de Google, blogero muy activo desde el pasado año, fue detenido, encarcelado y liberado sin obtener información de él sobre un hipotético enemigo subversivo del país.
La revolución se inició con la muerte de Khaled Said, un internauta inocente, a manos de la policia, esto origino una enorme actividad en las redes sociales, sobre todo en Facebook, YouTube y Twitter donde se manifestó especialmente activo Wael Ghonim desde su web: Todos somos Khaled Said.
El régimen egipcio había controlado todos los medios de comunicación, todos menos Internet, aunque también intentó y en parte consiguió cortar su servicio.
Como el mismo Wael Ghonim afirma “Si quieres liberar a una sociedad, dale Internet”.
Wael no desea ser considerado un héroe. “Esta es la revolución de la juventud de Internet, y ahora la revolución de todos los egipcios”.
Nunca como estos días se ha puesto en evidencia de manera tan clara como un avance tecnológico ha propiciado un movimiento social capaz de derribar los poderes más férreos y en menor tiempo.
Internet es un avance comparable o superior a la invención de la máquina de vapor de Watt, ésta permitió, por primera vez controlar y dirigir enormes cantidades de fuerza bruta por un solo hombre, Internet permite mover una ingente cantidad de información de forma instantánea por cualquier persona y sobre todo de forma libre y gratuita.
La máquina de vapor supuso un extraordinario avance económico para muchos países además de la concienciación de masas trabajadoras y la conquista de libertades y derechos.
Internet es la Libertad, no se somete a una autoridad (a pesar de la legislación que trata de controlarla en muchos países). Su raíz se puede encontrar en el movimiento Hippie de los años 60 del siglo XX pero con el poder de llegar a cualquier hogar o teléfono móvil del mundo en milisegundos.
Hasta hoy, algunos poderes políticos han podido contrarrestar el poder de Internet, como ocurrió en 2009 en la revolución verde de Iran, en Tailandia en 2006 o en la actualidad en la China continental, probablemente porque las circunstancias de crisis (el incremento del precio de los alimentos, las materias primas y de la energía) eran menos agresivas y quizá también porque la masa de ordenadores conectados a Internet no había sobrepasado un valor crítico.
Pero Internet esta en crecimiento exponencial, hoy hay más de 2000 millones de ordenadores conectados a la red en el mundo y se espera que en los próximos años lo harán otros mil millones, es fácil deducir que el fenómeno iniciado en Tunez y seguido en Egipto es solo el principio de una revolución que puede tomar dimensiones planetarias.
Es de esperar y de desear que el final de estos procesos sea tan pacifico como lo ha sido la actitud de los pueblos involucrados en su comienzo y es de esperar que el fin de una dictadura no acabe en otra dictadura.
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